viernes, 17 de julio de 2009

Veintiochos o un post que pretendía ser corto y no pudo serlo.

Veintiocho (de julio) siempre es una buena ocasión para plantearse preguntas, abrir cuestiones, en fin, debatir. Debatir sobre las “verdades” de la historia oficial. Sobre todo con los últimos sucesos políticos y sociales que nos han sumergido vertiginosamente en las aguas de las violencias y de los autoritarismos. En realidad, esta es una tendencia histórica en el país, solo que en ciertas oportunidades, se convierte en el pozo donde fondean al torturado una y otra vez. Una y otra vez. Una y otra vez. Recordándonos en cada zambullida que la tendencia existe. Es esta quizás una visión dramática de la historia del Perú. En todo caso hay que recordar que si bien es cierto que las tendencias se agudizan, la mayor parte del tiempo estas se presentan en formas de conflictos y de luchas. No hay nada estático en las sociedades, lo único permanente son los cambios y los movimientos que las sacuden y las reorganizan.

En el Perú, el sentido de esta celebración, particularmente hoy, no puede ser pensado fuera de su realidad social como tampoco fuera del espacio que ocupa dentro del continente. En efecto, estamos a vísperas del bicentenario (1821-2021) y como lo recuerda el historiador Nelson Manrique el hecho que no “tengamos conciencia de esto constituye una cabal ilustración de cuán poco hemos avanzado en el camino de la integración continental con que soñaban Hidalgo y Morelos, Bolívar y San Martín.” (En http://www.larepublica.pe/columna-en-construccion/11/02/2009/al-filo-del-bicentenario )
Claro, integración continental, pero tampoco hemos avanzado en integración nacional. Si es que el espacio nacional pueda tener todavía algún sentido. La cuestión no es nueva. El proceso de regionalización, el cuestionamiento del centralismo limeño, las importantes olas migratorias (internas y externas, estas últimas de carácter masivo en los últimos 20 años, ver http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/Altamirano1.pdf ), las brechas sociales e históricas, en fin, el día a día, nuestra propia cotidianeidad y en cada vuelta de la esquina, están ahí para corroborarlo. Se trata pues de repensar, de volver a imaginar la nación, cuestionar, hacerse preguntas, informarse. Considero que esta es una buena manera de celebrar veintiocho.

Los dejo con Marco Martos y sus “sueños” que pueden ser muchos, los nuestros, infinitos horizontes de sentido, se trata solo de abrirles paso. Cada uno de nosotros desde su trinchera podemos hacerlo. Particularmente, en esta época que considero de definiciones en medio de arremetidas neoliberales y espejismos de la “modernidad capitalista”. Pienso en Bagua (5 de junio). Pienso en Puno. Las mismas masacres, las mismas heladas, los mismos “olvidados”. No es coincidencia. Hay una dimensión “colonial” (ver http://alainet.org/active/929 ) que perdura y se rearticula sin cesar en la sociedad peruana. Esa dimensión es con la que se tiene que romper.

No es este tu país
Porque conozcas sus linderos
Ni por el idioma común,
Ni por los nombres de los muertos.

Es este tu país
Porque si tuvieras que hacerlo,
Lo elegirías de nuevo
Para construir aquí
Todos tus sueños.

Marco Martos, Retablo, libro de 3er. Grado), citado por el historiador Alberto Flores Galindo en el IV tomo (p. 198) de sus obras completas.

2 comentarios:

  1. aunque no acostumbro a darle importancia a ciertas fechas nacionales e internacionales, etc, pienso que es paja detenerse un instante, recordar, pensar, reflexionar, actuar, mas alla de fechas y de nacionalidades. es un tema jodido man! pero bacan que intentes dar tus puntos de vistas, vale.
    (me he demorado 20 minutos para escribir estas lineas, es un tema que agrede, que convoca a discutirlas gritando)
    angel zarate

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  2. Gracias Angel y efectivamente es un tema que "agrede" y convoca a una reflexión y a una discusión "a gritos" si es necesario. Si por el lapso de 20 minutos te hice relexionar sobre esas cosas, pues que he logrado mi cometido. Vale man!
    Eduardo M.

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